“El movimiento ciudadano en defensa del patrimonio histórico y el paisaje del Aljarafe (comarca de la provincia de Sevilla) intensifica su actividad desde 2006 en la misma proporción en que las amenazas procedentes del urbanismo especulativo se hacen patentes y toman forma en los distintos planes de ordenación de cada municipio. Toda una manera de entender los monumentos como “obstáculos” al desarrollo urbanístico, entra en colisión con los intereses de personas y colectivos que los consideramos elementos esenciales de nuestra identidad y que tienen una incidencia directa en nuestra calidad de vida. De forma natural, espontánea, nos encontramos un grupo numeroso de personas preocupadas por las mismas cuestiones; unos ya pertenecían a asociaciones culturales locales o comarcales, otros lo hacían de forma particular. En cualquier caso, los elementos comunes eran lo suficientemente sólidos como para crear un espacio de colaboración común.
En cada pueblo, fuese cual fuese el partido político gobernante, se repetía el mismo modelo de actuación: desinterés por los bienes culturales, inexistencia de prácticas reales de participación ciudadana y, por otra parte, expectativas de expansión urbanística a un ritmo vertiginoso. Estos elementos nos sitúan en una posición de beligerancia en el escenario del ladrillo, donde están presentes tanto las promotoras, que desean realizar sus proyectos de construcción, como las administraciones locales, habituadas a comerciar con el suelo para lograr su financiación, como la administración autonómica, en la medida en que no ejerce plenamente sus competencias –en este caso, tanto las de ordenación del territorio y tutela urbanística, como las de protección del patrimonio histórico-.”
En la sociedad de Valencina-Guzmán se genera una masa crítica, que logra crear un espacio que vertebra la participación ciudadana en defensa de un urbanismo transparente, el respeto al patrimonio histórico y a los valores naturales y la implicación de los ciudadanos en la toma de decisiones de aquello que afecta a sus vidas.